Pedí ir al mar y me llevaron al metro
me dijeron que los túneles eran las olas
y el hombre de la taquilla un socorrista
al que se le habían perdido los prismáticos
El ruido de las máquinas era –me indicaron-
el preludio del chapoteo de los niños,
de otros niños
y la línea de seguridad el mismísimo borde del agua
el exacto litoral que recorrí con el dedo en los mapas de mis libros
Un kiosco era el quiosco y las revistas las toallas
Llamaron brisa al aire caliente que salía de las grietas
mientras mi bañador hacía juego con la estridencia cromática de los afiches
Me invitaron a construir, a crear, a inventar cosas con la arena
y usé las papeleras como torres del castillo más grande del mundo
Vi peces en forma de ratón y el brillo de los raíles
(el brillo cegador que el sol les imponía)
rebotaba como una pelota en mis gafas de buceador inexperto
Molesté cuanto pude a los veraneantes
porque ninguno soportaba más de diez minutos la presión azul del horizonte
-Con el interés justo- me animaban a sacar los pies de la orilla
cuando pasaban las lanchas
mis avances valerosos en el arte del buceo me abrieron un mundo nuevo de sensaciones y olores
allá en las profundidades
“olor a mar” ¿lo sientes?
–me preguntaban, haciendo que llenaban sus pulmones-
Merendamos con la música de unos tambores que salían de otra cala
en lo lejos
y tras el último chapuzón
ascendimos por un paseo marítimo de escaleras infinitas
El sábado me llevarán al zoo
¡Hola! Llego por recomendación de Marty y, como con todas las recomendaciones de Marty, ha merecido la pena. :)
ResponderEliminarUn abrazo!