sábado, 12 de noviembre de 2011

Sábado intermedio

            Un día me desperté y noté que estaba solo en la casa. Era un sábado intermedio del mes de noviembre. No sentí a mi mujer en su lado de la cama y mis hijos no estaban en su habitación. Pensé que habrían salido a hacer algún recado. Mientras me hacía el café trataba de hacer memoria por si el día anterior me hubieran dicho algo. Busqué también alguna nota que me hubieran podido dejar, encima de la mesa del salón o pegada en el espejo del cuarto de baño.
            Entonces me acordé que nunca había tenido hijos, ni tampoco mujer, y que vivía solo desde que dejé la casa de mis padres, hace ya casi treinta años.
            Me tomé el café en la cocina, rodeado del silencio que traspasa débilmente el ruido blanco de la nevera. Luego volví a mi habitación y me acosté de nuevo.
            Era un sábado intermedio del mes de noviembre.

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